Semana 7
Querido diario:
Sigo con mareos al incorporarme de forma constante (se podría decir que me he acostumbrado a ellos), el estreñimiento me lleva de cabeza y ahora, a media mañana tengo el deseo compulsivo de comer almendras.
Si, almendras. Y caso de que no haya el único sustituto medio aceptable son los anacardos.
Cosas más extrañas.
No se explicar si son antojos o pura necesidad.
Todo esto sin pensar en que la ecografía, aunque de tamaño adecuado, no se observaba latido la semana previa (cosa normal, pero que no deja del todo tranquilo). Si bien es cierto que en las clínicas de reproducción te hacen dicha ecografía de control para ver si va todo bien (no en la seguridad social) sólo puedo pensar en si en la siguiente habrá ido todo bien.
¿Escucharemos tu bum bum?
Intento aparentar y autoconvencerme de que no estoy nerviosa. Pero no paro de pensar en lo complicada que es la embriología y lo difícil y complejo del proceso.
(Y de maravillarme por ello también).
He concertado cita con la matrona (seguridad social) para entrar dentro de la “normalidad” de los embarazos.
Es curioso, al llegar te regalan una libretita (“Que no se te olvide, tráelo siempre a la consulta”). Algo me dice que puede que se me pase alguna vez.
Me pesan (¿He subido ya un kilo?), me toman la tensión, me preguntan varios datos…
Al salir de la consulta leo en la libretita “Documentación al ingreso por parto”.
…por parto.
Ufff, que lejano suena. Pero más cercano que nunca.
Finalmente vamos a la consulta de la ginecóloga a comprobar si el huevecito va bien….